viernes, 22 de noviembre de 2013

Júpiter y sus lunas

Poco a poco, vamos completando nuestro viaje por el Sistema Solar. Y en esta ocasión, le toca el turno a nuestro hermano mayor. Nos referimos a Júpiter, un inmenso planeta que es usado de referencia en muchas ocasiones.

    "Júpiter es el quinto planeta del Sistema Solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores o gaseosos. Recibe su nombre del dios romano Júpiter (Zeus en la mitología griega). Se trata del planeta que ofrece un mayor brillo a lo largo del año dependiendo de su fase. Es, además, después del Sol, el mayor cuerpo celeste del Sistema Solar, con una masa casi dos veces y media la de los demás planetas juntos (con una masa 318 veces mayor que la de la Tierra y 3 veces mayor que la de Saturno)."
    —Wikipedia
Comparación a escala entre la Tierra y Júpiter
Comparación a escala entre la Tierra y Júpiter

¿Y qué podemos decir de él? Pues en primer lugar, que se trata del planeta de los récords. Todo en Júpiter es grande, masivo; y esto hace que sea un cuerpo celeste bastante fácil de observar y estudiar.


En esta bella imagen podemos ver a Júpiter en todo su esplendor, junto a tres de sus satélites galileanos, llamados así por ser descubiertos por Galileo Galilei, allá por el año 1610, con un telescopio de fabricación propia.

Cualquiera de estos tres satélites tiene aspectos muy interesantes que destacar. Por ejemplo, Europa, un satélite con la superficie de hielo y cuyo interior podría contener un océano de agua salada en estado líquido, es actualmente uno de los más firmes candidatos a albergar vida. Algo parecido le ocurre a Calisto, el segundo satélite más grande de Júpiter y de composición similar a Europa, aunque la posibilidad de contener un océano líquido y, por consiguiente, vida, son significativamente menores. Y por último, tenemos a Ío, el tercero en tamaño y el cuerpo que presenta mayor actividad volcánica de todo el Sistema Solar.


De los cuatro satélites que descubrió Galileo, sólo nos queda nombrar al mayor, Ganímedes, un objeto salpicado de cráteres de impacto, como nuestra Luna, pero que posee características y formaciones que nos recuerdan al planeta Tierra, como placas tectónicas y cordilleras.


Las lunas Ío, Europa, Ganímedes y Calisto
Las lunas Ío, Europa, Ganímedes y Calisto - Imagen: NASA

Para obtener imágenes detalladas de ellos, podemos utilizar grandes telescopios en tierra o en el espacio, pero es aún mejor verlos desde sondas espaciales enviadas a sus proximidades.

Para disfrutar de Júpiter, sin embargo, no son necesarios tantos requisitos. Basta con un telescopio de aficionado para poderlo observar en detalle y, con una cámara reflex, poder incluso fotografiarlo. En nuestro tema dedicado a la astrofotografía podrás ver cómo hacerlo. ¿Quieres un ejemplo?


Pero, ¿son estas lunas que hemos nombrado las únicas que posee Júpiter?

Galileo sólo pudo descubrir cuatro, y nosotros también veríamos esa misma cantidad si observáramos con un telescopio de aficionado. Pero la realidad es que este gigante cuenta con muchísimos más satélites menores. Nada más y nada menos que 67 son los satélites, hasta ahora descubiertos, que están orbitando Júpiter, sin contar un grupo de asteroides troyanos que comparten órbita con él y un sistema de anillos. Sí, hemos dicho "anillos". Al igual que el resto de planetas gaseosos del Sistema Solar, Júpiter posee anillos.

Imagen: Espacio140


Como ya dijimos al comienzo de este tema, Júpiter es inmenso, con una masa que es casi dos veces y media la suma de todos los demás planetas juntos. Esto hace que posea una fuerza gravitatoria enorme y que cualquier cuerpo pequeño que pase por sus inmediaciones quede atrapado en torno a él. Este podría ser el motivo de la existencia del cinturón de asteroides, un grupo de escombros que jamás llegarán a unirse para formar un planeta debido a la fuerza que ejerce Júpiter.

Esto, en mayor o menor medida, también nos afecta a nosotros. A Júpiter se le considera el hermano mayor del Sistema Solar y, como tal, se tiene la teoría de que nos protege; e incluso hay quienes afirman que nuestra existencia se debe a él.

Pero, ¿por qué? ¿Qué podemos deberle a un planeta tan alejado de nosotros?


Así sucedió, por ejemplo, en 1994, cuando el gran cometa Shoemaker-Levy 9 quedó alcanzado por el campo gravitatorio del gigante gaseoso. Debido a la acción de Júpiter, el cometa se rompió en numerosos fragmentos que fueron cayendo sobre la superficie del planeta creando grandes explosiones. Asistimos, así, a la primera observación directa de una colisión extraterrestre entre objetos del Sistema Solar, un fenómeno que fue observado por numerosos astrónomos repartidos por todo el mundo. Sin duda, fue unos de los momentos más emocionantes de la astronomía reciente.

Pero como hermano mayor que es, también podríamos decir que, de vez en cuando, le gusta gastarnos "bromas" y molestarnos un poco:


De una forma u otra, es lógico que un planeta tan grande y masivo incida en un sistema como el nuestro. Pero podría ser peor, ya que existen ciertos tipos de estrellas no mucho más masivas que Júpiter, relativamente hablando. Valgan como ejemplo las enanas marrones. Así, tenemos que...


Por suerte para nosotros no fue así. De serlo, el Sistema Solar que conocemos sería completamente distinto al actual. El planeta Tierra podría incluso no existir, o estar ubicado fuera de la zona de habitabilidad.


Y es que Júpiter está compuesto básicamente de lo mismo que el resto de sus hermanos gaseosos, de gas. Kilómetros y kilómetros de gases que se van comprimiendo poco a poco, a medida que descendemos hacia el centro del planeta, hacia el núcleo, dónde según varios estudios podría encontrarse un núcleo sólido de varias masas terrestres.

La superficie, la parte que podemos ver, es un continuo pasar de formaciones nubosas que crean bandas de distintos colores, en las que destaca la Gran Mancha Roja, una formación anticiclónica, con un tamaño superior a 2 Tierras, en la que se generan vientos que pueden alcanzar los 400 Km/h.

Por otra parte, Júpiter tiene una velocidad de rotación muy elevada. De hecho, es la mayor de todos los planetas del Sistema Solar, con un día de 9,84 horas terrestres, frente a los casi 12 años terrestres que tarda en completar su órbita alrededor del Sol.

Estamos ante un planeta muy interesante, por tanto, además del estudio que se hace sobre él desde la Tierra, se han enviado varias misiones espaciales para observarlo y analizarlo más de cerca. Algunas de estas misiones fueron sólo de paso (las que se conocen como flyby), como Pioneer 10 y Pioneer 11, Voyager 1 y 2, Cassini-Huygens y New Horizons; pero otras fueron lanzadas exclusivamente para el estudio de Júpiter, como la misión Galileo, en 1995, o...


Lanzada el 5 de agosto de 2011, está previsto que Juno llegue a Júpiter en 2016, teniendo como misión principal el estudio de su atmósfera, así como el origen, la estructura y la evolución del planeta.

  • Algunas notas interesantes más:






  • Pero mientras esperamos ansiosos a que misiones como Juno o Juice lleguen a nuestro gigante y nos envíe datos de su superficie y nos descubra algunos de sus secretos, podemos conformarnos repasando lo que ya sabemos sobre él, gracias a documentales como el siguiente:


    Y con este vídeo, nos despedimos en Espacio140 hasta un próximo tema.

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