miércoles, 21 de mayo de 2014

Lluvias de meteoros

Seguramente habrán oído hablar en los medios de comunicación, o incluso a sus personas más cercanas, de las lluvias de meteoros; las conocidas "lluvias de estrellas".

En esta ocasión, vamos a explicar en que consisten estas "lluvias" y cuáles son las más fáciles de observar y, por qué no, las más bonitas de ver a lo largo del año. De manera que cojan lápiz y papel (o su smartphone) para anotar las fechas y salir así a observarlas cuando se vaya acercando el momento.

Lluvia de estrellas
Lluvia de estrellas - Imagen: Xiang Zhan (Beijing Planetarium)

    "Cuando un cometa, en su órbita, se adentra en el interior del Sistema Solar, la interacción con el viento solar hace que su superficie se active. Los gases y materiales de la superficie del cometa salen despedidos al espacio, y pasan a orbitar al Sol en órbitas muy similares a las de su cometa de origen. Así se forma una corriente o anillo de partículas, denominado técnicamente enjambre de meteoros. La órbita terrestre cruza algunos enjambres de cometas de periodo corto, produciendo lluvias de meteoros anuales."
    —Wikipedia

Básicamente, una lluvia de meteoros es eso, pequeñas partes de cometas que han ido dejando rastros en su acercamiento al Sol y que la Tierra intercepta, recibiendo estos pequeños "escombros" en su atmósfera. Al pasar por la atmósfera, éstos se calientan y arden hasta vaporizarse, siendo la luz que se genera en este proceso la que vemos. Pero, ¿solamente es posible apreciar este suceso desde la superficie de la Tierra?


Como puede observarse, estas partículas en desintegración no solo se ven desde abajo, desde la superficie terrestre, sino que también desde el espacio es posible ver cómo entran en contacto con nuestra atmósfera estos restos de cometa; y es algo espectacular.

Pero si de manera espectacular se ve desde el espacio, no menos espectacular se ve desde tierra.


Esta imagen, de diciembre de 2013, muestra en todo su esplendor a las Gemínidas, una lluvia de meteoros de actividad alta que se puede observar en ese mes. Parecen provenir de Géminis: si prolongamos esas líneas en el cielo, veremos que casi se unen en un punto (llamado radiante) en la constelación de Géminis, de ahí su nombre. Son trozos del asteroide 3200/Faeton.

Las lluvias de meteoros deben su nombre a la constelación de la que parece que provienen, como podrá verse en los ejemplos que aparecen en este capítulo. Pongamos como ejemplo las protagonistas del tweet ganador, las Leónidas:


Es una de las lluvias de meteoros más conocidas y más nombradas, y no, no deben su nombre al gran espartano Leónidas. Su nombre es ése porque parece que esta lluvia proviene de la constelación de Leo. Aunque en realidad, su origen está en el cometa Tempel-Tuttle.

Y de estas "lluvias de invierno", vamos a pasar a una de verano. Quizá sea la más conocida y más vista, entre otras cosas porque, al ser en verano, es más fácil de observar por tener más probabilidad de encontrarnos cielos despejados y mejores temperaturas. Nos referimos a:


Su THZ, o Tasa Horaria Zenital, está en torno a 100 y, aunque sea la lluvia de meteoros más popular, tan solo es la tercera por grado de actividad a lo largo del año, detrás de las Cuadrántidas y las Gemínidas, ya que ambas tienen THZ del orden de 120.

Las Perseidas tienen lugar en julio-agosto y sólo son visibles en el hemisferio norte. Su apodo de "lágrimas de San Lorenzo" se debe a que su máxima actividad es sobre el 10 de agosto, coincidiendo con la festividad de San Lorenzo. Una vez más, vemos patente la herencia dejada por nuestros ancestros al mezclar, por falta de conocimientos, mitos, religiones y todo aquello que procede de "los cielos".


"Provienen" de la constelación de Perseo, pero se producen por la interacción de la Tierra con los restos del cometa 109P/Swift-Tuttle.

Todas estas lluvias son de las más conocidas, pero desde luego no las únicas que podemos disfrutar a lo largo del año. Los radiantes (los "orígenes") de estas lluvias son muy variados. Así, tenemos que...


Cojamos como ejemplo las Cuadrántidas, que son las primeras del año, con una actividad que va desde el día 1 de enero al 5 del mismo mes, y con su máximo en el día 3.


Actualmente, las Cuadrántidas parecen provenir de la constelación de Boyero (o Boötes), cuya estrella principal es Arturo. Es una de las lluvias de meteoros más intensas de todo el año, con una tasa de unos 120 meteoros por hora.

Más adelante, en el mes de abril, llegan las Líridas, con un radiante cercano a la constelación de Lyra. Son restos del cometa Thatcher, también conocido como C/1861 G1, y tienen una intensidad pequeña, de unos 18 meteoros por hora, aunque muy brillantes.

Y coincidiendo con el fin de las Líridas, aparecen en el cielo las Eta Acuáridas:


Su máximo es el 6 de mayo y pueden llegar a los 60 meteoros por hora, aunque lo normal es que sea de unos 30, no siendo tan espectacular como las anteriores. Parecen provenir de la estrella principal de Acuario, Eta Aquarii.

Tal y como puede leerse en el tweet, provienen del famoso cometa Halley. Lo curioso es que este cometa no provoca solo las Eta Acuáridas, sino que también es el causante de otra lluvia de meteoros, las Oriónidas.


Así que podemos ver "trocitos" del cometa Halley en los meses de abril y octubre.

Las Oriónidas tienen una frecuencia cercana a las Eta Acuáridas, unas 23 cada hora, y tienen una coloración entre verde y amarillenta.

Pero además de los radiantes principales, hay muchos más.



Las Táuridas tienen radiante en la constelación de Tauro y pueden verse en noviembre, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur, con la diferencia de que en el sur el máximo es el día 5 y en el norte es el día 12. Son de una intensidad baja.

Las Andromédidas, por otra parte, provienen de Andrómeda y también aparecen en el mes de noviembre. Tienen de particularidad, y es que son muy lentas, por lo que, aunque sean pocas las que veamos, podremos disfrutarlas mucho.

Y existen muchas y muchas más lluvias menores que se pueden ver a lo largo de todo el año, por lo que si queremos disfrutar de alguna de ellas, sólo tenemos que conocer a priori cuándo son los días más propicios, alejarnos de las ciudades para evitar la contaminación lumínica y mirar al cielo. No necesitamos ni telescopios, ni prismáticos, sólo nuestros propios ojos.

  • Algunas notas interesantes más:


  • Y como suelen ser habitual en muchas de nuestras entradas, les dejamos un vídeo como despedida. En esta ocasión, Telmo Fernández, subdirector del Planetario de Madrid, nos habla sobre este maravilloso tema.


    Gracias a todos los que nos ayudaron en esta ocasión.

    ¡Hasta pronto!

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